La empatía es la capacidad de tomar conciencia y comprender los sentimientos, pensamientos, emociones y punto de vista de otros. Es un elemento clave de la Inteligencia Emocional y nos permite crear conexiones entre uno mismo y los demás, porque podemos entender lo que otros están experimentando como si lo sintiéramos nosotros mismos. De hecho, intentas imaginarte a ti mismo en su lugar para comprender lo que están sintiendo o experimentando.
Aunque pueda parecer que como sociedad nos estamos volviendo más individualistas y egocéntricos, las investigaciones confirman que los humanos y otros animales sociales, especialmente los primates, están equipados con «neuronas espejo», que nos facilitan sentir, leer e imitar las señales emocionales a través de expresiones faciales y otras formas de lenguaje corporal. A nivel cerebral, las neuronas espejo nos ayudan a compartir experiencias emocionales y ser más empáticos con los demás.
Cuando hay algo que nos revuelve por dentro, solemos responder desconectándonos de ello. Lo cual impide que podamos llevar a cabo ninguna acción compasiva. La compasión empieza por aceptar lo que ocurre en estos instantes —aunque duela— sin bloquearlo y sin huir de ello. Un primer paso esencial hacia un comportamiento que pueda ser de ayuda para el otro. Muchas filosofías orientales entrenan la compasión mediante la meditación, lo cual prepara a las personas a ser más proclives a pasar a la acción cuando sea necesario, en lugar de apartarse.